Sólo un pequeño porcentaje de nuestra comunicación es verbal, la mayoría se transmite a través de gestos y expresiones. El que sepa interpretar y utilizar los códigos del lenguaje corporal, tendrá una gran ventaja y gran facilidad para coquetear.
Como bien es sabido, una imagen vale más que mil palabras. Eso, sin duda, es cierto cuando se trata de explicar situaciones y procesos, que son mucho más comprensibles a través de dibujos o fotos. Y también tiene validez en el caso de la comunicación humana, dónde no son solamente las palabras y los testimonios, los que determinan si alguien nos interesa o no. El lenguaje corporal es un instrumento muy potente y útil, si se sabe utilizar con cierta maestría. Sobre todo a la hora de coquetear es muy ventajoso conocer el significado de los gestos corporales.
Aunque no seamos conscientes de ello, la comunicación verbal constituye sólo una pequeña parte del intercambio humano, la mayor parte se realiza a través del lenguaje corporal. Comprender el código y las señales que constituyen este lenguaje es una condición esencial para participar de manera efectiva y tener éxito en cualquier tipo de comunicación con otras personas. A través de la entonación, la postura, la forma de movernos, la mirada y los gestos revelamos consciente o inconscientemente un gran número de mensajes, que las personas de nuestro entorno deberán descifrar y viceversa, para que la comunicación pueda ser fructífera.
Paul Watzlawick, el famoso científico de la comunicación, dijo una vez que es imposible no comunicar. Eso significa que aunque no hablemos y permanezcamos en silencio, estamos constantemente enviando mensajes no verbales a nuestro entorno. Nuestras expresiones faciales y los gestos inconscientes expresan lo que sentimos y pensamos. El lenguaje corporal por lo general subraya y da énfasis a nuestras palabras, pero a veces puede haber discrepancia entre lo dicho y lo mostrado a través de los gestos, algo que puede ser muy revelador.
De los más diminutos gestos y sutiles cambios de expresión se pueden sacar valiosas conclusiones, que revelen la inclinación y los sentimientos secretos de la persona en cuestion. Mientras que solemos elegir nuestras palabras cuidadosamente, no siempre somos capaces de hacer lo mismo con los mensajes que envía nuestro lenguaje corporal. De modo que es prácticamente imposible mentir o engañar a su entorno a través de los gestos corporales.
La postura
La habilidad de interpretar el lenguaje corporal y de comprender el mensaje oculto tras los gestos y expresiones de las personas que nos rodean nos ayudará a conseguir con mayor facilidad todo aquello que nos propongamos. Tomemos el ejemplo de Martín, un individuo muy tímido y poco extrovertido. En el bar con sus amigos, estos les incitaron a que hablara con una de las cuatro chicas de la mesa de al lado. Su postura encorvada, su mirada tensa, su nervioso juego de dedos y su silenciosa voz provocaron sólo risas entre las chicas. Avergonzado y humillado regresó a la mesa de sus amigos y no se atrevió a volverlo a intentar.
¿Qué es lo que ha hecho mal? La postura es muy importante en el lenguaje corporal y puede ser decisiva para resultar atractivo. Las personas que se mantienen erguidas dan una impresión positiva, mientras que las que llevan los hombros caídos y miran tímidamente al suelo dan una sensación de inseguridad y falta de autoestima. Si además hablan en voz baja será muy difícil que su entorno les tome en serio.
La postura revela mucho de la personalidad de un ser humano. Sentados con las piernas despatarradas algunos hombres desean mostrar su masculinidad y reivindican así al mismo tiempo su territorio, algo que supuestamente lo hacen para impresionar a las mujeres. Una postura relajada y ligeramente inclinada hacia la persona deseada mostrará su interés de manera mucho más convincente. Las mujeres, sin embargo, deberán mantener las piernas cruzadas y el cuerpo inclinado hacia su objeto de deseo para demostrar eficazmente su interés.
La mirada
Crear y definir la propia imagen a través de los mensajes transmitidos en la comunicación cara a cara es especialmente efectivo cuando se utilizan los ojos y la mirada. Juan, un amigo de Martín, y su opuesto exacto en cuestiones de carácter y de lenguaje corporal, también probó su suerte con las chicas de la mesa de al lado. Su postura erguida y su voz suave y segura tuvieron un efecto positivo y una de las chicas le respondió inmediatamente y con aprecio. Comenzó una conversación con ella, en la que no dejó de alabarse y de recalcar sus méritos y sus buenas cualidades. Sus amigos dedujeron correctamente que su fanfarroneo no iba a tener el resultado deseado. La chica muy pronto dejó de mantener el contacto visual con él y poco después le pidió que regresara a la mesa de sus amigos.
¿Qué es lo que había ocurrido? Si Juan hubiese interpretado correctamente el lenguaje corporal de su objeto de deseo, habría descubierto que sus comentarios le estaban aburriendo. Entonces él aún hubiese tenido la oportunidad de cambiar radicalmente de estrategia para no perder el interés de la chica, o de lo contrario, podría haberse retirado antes de ser rechazado.
El contacto visual es un punto clave en la comunicación no verbal. El que mira a los demás a los ojos muestra interés e inspira confianza. Una mirada casual suele durar aproximadamente dos o tres segundos – si es más larga es una clara y obvia señal de interés. En una conversación es recomendable no mirar fijamente a la otra persona cuando se habla, sino mirar a un lado de vez en cuando. Cuando se escucha, sin embargo, se demuestra interés precisamente mirando intensamente a la persona que habla.
Una sonrisa cálida y amable es una muestra muy potente de aprecio y de interés y es, por lo tanto, una de las señales más importantes del coqueteo. La persona que sonríe siempre resulta simpática a su entorno. Las mujeres al sonreír además tienen la tendencia de inclinar ligeramente la cabeza, para presentar el punto vulnerable del cuello, y esa es una señal inequívoca de interés por su parte.
Los gestos manuales
El mensaje no verbal más negativo que una mujer o un hombre pueden transmitir cuando coquetean es cruzar los brazos. Esa siempre es una señal de desinterés y rechazo, pues los brazos cruzados se interpretan como barreras u obstáculos que indican que desea distanciarse de la persona con la que trata. Si de lo contrario se enseñan abiertamente las palmas de las manos, eso es una muestra de sinceridad y honestidad.
Los grandes gestos indican autoconfianza y soltura, mientras que los movimientos erráticos y frenéticos revelan tensión, incertidumbre e inseguridad. Si desea ocultar su nerviosismo, debe evitar ese tipo de gestos, tampoco es conveniente juguetear con los dedos o con objetos como el mechero, las gafas, etc.
Si es, sin embargo, la persona con la que se coquetea la que muestra ese tipo de comportamiento, entonces eso suele ser una señal positiva, pues significa que se ha despertado su interés. Sobre todo las mujeres tienen la tendencia de juguetear con el pelo o con la ropa, lo que indica su afán por causar una buena impresión.
Las señales más prometedoras que revelan verdadero interés por parte de las mujeres son la exposición de las axilas y pasarse frecuentemente los dedos por el pelo. Una muestra de interés todavía más explícita son los contactos físicos accidentales.
Si la comunicación funciona bien, frecuentemente se da el caso de una sincronización de los movimientos. Imitar inconscientemente los movimientos y gestos de otra persona es una señal de gran aprecio y simpatía.
La distancia
Mantener la distancia correcta es muy importante si se desea tener éxito al coquetear. Las personas intuitivamente respetan el espacio del próximo, pero cuando se coquetea es preciso seguir ciertas reglas, para no parecer ni acosador ni demasiado distanciado. Si las dos personas están sentadas alrededor de una mesa, el interés de cada una se manifiesta en su postura. Cuanto más se inclinan hacia delante, más interés demuestran, y si de lo contrario se alejan de la mesa y se apoyan contra el respaldo de la silla, entonces muestran cierto grado de desinterés.
Si la conversación tiene lugar de pie, por ejemplo en una barra, entonces el límite entre la distancia personal y la íntima suele ser de unos cincuenta centímetros. Si los dos se permiten entrar en la zona íntima, entonces la comunicación es exitosa y prometedora. Si una de las dos personas se retira y deja más distancia de la necesaria, eso es una señal negativa y una muestra de desinterés. Aunque con respecto a la zona íntima los expertos no han llegado a un acuerdo definitivo, esta regla, de todos modos, puede ser muy útil.
Cómo hemos visto, las pequeñas señales y expresiones que determinan el éxito del conqueteo son muy numerosas y al mismo tiempo pueden ser decisivas para que nuestro objeto de deseo nos dé una oportunidad para conocerle mejor. Es, por lo tanto, muy importante ser consciente del propio leguaje corporal, aunque hay que aceptar que nunca se podrá controlar del todo. Si es capaz de reconocer los mensajes y entiende el significado de este código, podrá utilizarlo a su favor y eso, sin duda, será una gran ventaja a la hora de coquetar.