¿Qué es la hipnosis, cómo funciona, qué posibilidades nos ofrece y qué sucede cuando alguien se encuentra bajo hipnosis? Conozca aquí los datos más interesantes de este asombroso fenómeno.
Todos conocemos los espectáculos de hipnosis en el teatro y la televisión. Los hipnotizadores de teatro con voz sugerente y seductora solicitan a un voluntario para que suba al escenario. Le piden que se concentre en un objeto y nada más que el hipnotizador castañea los dedos, el voluntario entra en un estado de trance similar a la duermevela. El hipnotizador entonces monta alguna escena con el voluntario y hace insólitas demostraciones. Algunas veces el voluntario hipnotizado aparece rígido como una tabla y el hipnotizador le coloca sobre dos sillas, para demostrar su rigidez en estado de hipnosis. Después de escenas más o menos humorísticas y divertidas y a veces incluso un poco denigrantes, el hipnotizador vuelve a castañear los dedos y el voluntario se despierta del estado de trance sin recordar nada de lo ocurrido.
En este tipo de espectáculos nunca se sabe con seguridad si lo que ocurre es real o si se trata de una farsa, de un simulacro o quizás de una trama que pudiera incluso incluir al presunto voluntario. En todo caso, es muy probable que el hipnotizador haya hecho pruebas de hipnotizabilidad con el público antes de comenzar la función y así elegirá al candidato más adecuado para su actuación. En la mayoría de los casos los espectadores son verdaderamente testigos de una hipnosis real – los expertos conocen este procedimiento de inducción como “hipnosis instantánea” – y suele funcionar con gran éxito gracias a la preselección del candidato más susceptible. De todos modos, el mundo del espectáculo no es el mejor sitio para conocer este fenómeno y en realidad ahí está un poco fuera de lugar.
El trance hipnótico
El término hipnosis se deriva de la palabra griega “hypnos” que significa sueño. La hipnosis describe un estado de duermevela en el que se limitan, hasta cierto grado, la voluntad y la percepción, es decir, en el que el sujeto está dormido y despierto a la vez y es capaz de despegarse de su entorno para acceder al subconsciente. En un trance hipnótico nunca se pierde el control y el hipnotizado tiene la capacidad de hablar a voluntad y de moverse libremente – para un observador inexperto una persona hipnotizada no es distinguible de una persona despierta.
En el estado de trance hipnótico la actividad de ciertas áreas del cerebro se reduce y aumenta el rendimiento de otras regiones cerebrales. Así el individuo tiene mejor acceso al subconsciente y a la memoria. En términos simples, se podría decir, que la mente subconsciente toma el mando.
La hipnosis no es la pérdida del conocimiento o de la voluntad y ni siquiera es un estado de sueño, es más bien un estado de profunda tranquilidad y una forma especial de la vigilia. En las hipnosis de espectáculo, el hipnotizador induce a la persona a olvidarse de lo que ha hecho, para evitarle avergonzarse ante el ridículo que le ha hecho hacer. Pero, al contrario de lo que sugieren algunas películas, es absolutamente imposible que alguien pueda ser instigado a cometer una infamia o un crimen bajo hipnosis.
La hipnosis por sugestión
Un requisito absolutamente esencial para que el trance hipnótico sea exitoso y efectivo es una relación de confianza y seguridad entre la persona hipnotizada y el hipnotizador. El sujeto debe sentirse completamente a gusto y debe estar dispuesto a ser hipnotizado.
El hipnotizador entonces induce el estado de hipnosis a través de sugerencias verbales y visuales. Puede, por ejemplo, pedirle que se fije en un objeto, como un péndulo o un cuadro. El objetivo de la hipnosis es que el sujeto, al seguir las sugestiones que hace el hipnotizador, se relaje profundamente y así entre en un estado de intensa concentración. Este procedimiento ayuda a la persona hipnotizada a centrarse en sus experiencias internas, es decir, en sus pensamientos, sus sensaciones y emociones.
Lo más sorprendente de la hipnosis es que es un fenómeno mucho menos enigmático de lo que a veces creemos y algunas de sus manifestaciones más comunes las conocemos todos, ya que son parte de nuestras experiencias de la vida cotidiana. Se trata, por ejemplo, de los instantes antes de conciliar el sueño y poco antes de despertar, o sea, de los momentos de duermevela y también de algunos tipos de sueños diurnos. Los largos y monótonos viajes en coche, en los que a veces olvidamos gran parte de la distancia recorrida, también suelen inducir formas leves de trance hipnótico. Incluso ver una película de suspense o la atenta lectura de un libro pueden tener ese mismo efecto.
La historia de la hipnosis
Existen precedentes históricos del uso de técnicas parecidas al trance hipnótico que datan de alrededor del año 4000 a.C. En las inscripciones cuneiformes sumerias de Mesopotamia se nombran cultos y actos de fervor de los chamanes que muestran grandes paralelas con los métodos de la hipnosis. Uno de los textos más antiguos que trata explícitamente de este tema es el “Papiro Ebers”, este tratado médico fue redactado en el antiguo Egipto cerca del año 1500 a.C. Los griegos también empleaban la hipnosis en los “templos del sueño” y después los romanos adoptaron esta costumbre de ellos.
En la Edad Moderna, aproximadamente a partir de mediados del siglo XVIII, los métodos de la hipnosis comenzaron a ser estudiados de manera científica. El médico Franz Anton Mesmer (1734 – 1815) fue uno de los primeros en realizar estudios sistemáticos sobre la hipnosis y en aplicar estos conocimientos de manera terapéutica. En su famosa tesis “Teoría del Magnetismo Animal” describe la fuerza curativa de energía magnética, que según él irradia todo ser vivo. El monje indo-portugués Abate Faria (1755-1819) descubrió en sus estudios científicos del hipnotismo, que las curaciones en lo trances hipnóticos, conocidos como sueños magnéticos o mesmerismos, no tenían nada que ver con el fenómeno del magnetismo propagado por Mesmer.
El término “hipnosis” fue utilizado por primera vez por el neurocirujano escocés James Braid (1795-1860), que fue un gran pionero en los estudios científicos del hipnotismo y logró grandes avances en este campo. Ambroise Auguste Liébeault (1823-1904) y el profesor Hypolyte Bernheim (1840-1919) siguieron sus pasos y fundaron la “Escuela de Nancy”, que a su vez influyó la obra de Sigmund Freud. Jean Martin Charcot (1825-1893) fundó la «Escuela de París», dedicada principalmente al uso de la hipnosis para curar enfermedades mentales. En el siglo XX fueron en primer lugar Emile Coué (1857-1926), Charles Baudouin (1893-1963) y Johann Heinrich Schultz (1884-1970) los que siguieron explorando y desarrollando los métodos de la hipnosis.
La hipnosis en la medicina
El trance hipnótico es un método curativo que se utiliza con gran eficacia en el campo de la analgioterapia. Esta técnica en algunos casos puede ayudar al paciente a bloquear la sensación de dolor y se utiliza sobre todo para aliviar las dolencias crónicas y a veces causadas por trastornos psicológicos.
La hipnosis es además una alternativa segura y económica para la anestesia tradicional. La hipnoanestesia se utiliza preferentemente en la odontología, en cirugías menores y para el alivio del dolor en el parto.
La hipnosis en la psicología
Cuando la mente consciente de un sujeto se deja influir por la sugestión de un hipnotizador, permite el acceso al subconsciente y así es posible recuperar memorias perdidas y experiencias reprimidas. Esta técnica se utiliza en la hipnoterapia, una forma de psicoanálisis que consiste en la exploración de traumas psíquicos bajo hipnosis. En estado de trance hipnótico es más fácil para el paciente revelar y procesar vivencias y acontecimientos traumáticos. La hipnoterapia ha mostrado ser muy eficaz en el tratamiento de enfermedades nerviosas, fobias, manías, así como de la ansiedad y del trastorno obsesivo-compulsivo.
Dado que en un estado de trance la mente es capaz de modificar su programación, esa posibilidad se puede utilizar para deshacerse de malos hábitos y costumbres. La hipnoterapia se aplica, por lo tanto, para ayudar al paciente a dejar de fumar y a combatir adicciones prejudiciales de todo tipo. Se suelen lograr también buenos resultados en los tratamientos para aliviar el estrés, el insomnio, las depresiones, los trastornos del habla y el miedo escénico.
La hipnosis en la terapia regresiva
Debido a que la hipnosis es un elemento indispensable en la terapia de regresión, se ha establecido el término de “hipnosis regresiva”. La regresión con la ayuda de la hipnosis facilita el proceso de viajar a través del tiempo y de recordar otras vidas, viviendo incluso intensamente las memorias de existencias anteriores. Las vidas pasadas han dejado sus huellas en el alma y muchos acontecimientos han quedado grabados en la mente inconsciente, aunque conscientemente no seamos capaces de recordar los hechos de ese pasado lejano. El terapeuta experto en la terapia regresiva induce un estado de trance, muy similar al trance hipnótico, y ayuda al paciente a revivir o a recordar hechos de su pasado. Igual que en el estado de trance hipnótico el sujeto jamás pierde la voluntad y puede finalizar la sesión en cualquier momento.
Durante la regresión por medio de hipnosis los recuerdos pasados se perciben en el presente consciente. En el estado de trance la memoria se agudiza y el sujeto es capaz de recordar eventos de todas las épocas de su vida actual y de sus vidas pasadas. La persona vive esas memorias con gran intensidad emocional y sensorial, pero al mismo tiempo siempre es consciente de que se trata de recuerdos y no de sucesos que tienen lugar en el presente. Al recordar acontecimientos olvidados o reprimidos comprende de qué manera han influido o causado su condición actual y eso puede iniciar el proceso de curación.
Los riesgos de la hipnosis
Generalmente puede afirmarse que la hipnosis no presenta riesgos para la salud de la persona hipnotizada. Únicamente puede asociarse con dolores de cabeza o la sensación de embotamiento, cuando el sujeto sale del estado de trance precipitadamente. Eso se puede evitar por parte del hipnotizador dándole al sujeto suficiente tiempo para despejarse adecuadamente y evitar que haya influencias exteriores – como el ruido de alarmas o sirenas, que causen un despertar espontaneo y prematuro.
La falta de resolución de un estado de trance hipnótico no suele causar ningún tipo de secuelas, ya que la persona hipnotizada simplemente pasa del estado de trance al sueño y entonces despierta de manera normal.
Los riesgos de la hipnosis son relativamente leves y no presentan peligros para la salud física o mental del sujeto. Para que la experiencia sea positiva, fructífera y beneficiosa es recomendable informarse de antemano y elegir a un profesional bien formado en la hipnosis o en la terapia regresiva. En todo caso, se puede afirmar que la hipnosis ofrece una amplia gama de posibilidades muy favorables y, sin lugar a duda, es un campo con gran potencial en el que todavía queda mucho por descubrir.