El verano, el sol y las aventuras románticas

En las vacaciones y los destinos lejanos somos particularmente sensibles a los estímulos eróticos. Desafortunadamente estas aventuras amorosas tienen una fecha de caducidad muy corta. Lea aquí cómo prolongar y mantener los romances del verano.

Es un hecho innegable que los encuentros románticos en las vacaciones tienen un encanto especial. Cuando nos alejamos de la vida cotidiana, nos relajamos y disfrutamos de la ligereza de vivir sin deberes ni preocupaciones, las sensaciones se agudizan y las impresiones se intensifican. Las puestas de sol nos parecen más bellas, las flores son más fragantes e incluso la luna nos llena de deseo y emoción. El sol aumenta las endorfinas, nos sentimos más felices y además estamos rodeados de tentaciones y mucha piel desnuda. Con tiempo libre, tanto estímulo y ganas de descubrir cosas nuevas y experimentar, no es extraño que se despierten nuestro deseo sexual y las ganas de coquetear – especialmente en las cálidas noches de verano junto al mar.
Además están lejos los amigos, los colegas y vecinos, así que nos libramos de sus comentarios y cotilleos y, por lo tanto, somos libres de actuar como queremos, sin restricciones ni reparo y tal vez con más confianza de lo habitual en nosotros mismos. En estas circunstancias nos resulta mucho más fácil conocer a gente y hacer amistades nuevas. Una sonrisa amable puede ser una invitación prometedora, pero al mismo tiempo es inofensiva, pues no compromete nada. Así comienzan los coqueteos en la playa, la piscina o la discoteca. Este tipo de encuentros sucede siempre del mismo modo: vemos a alguien que nos interesa y le sonreímos, si nos corresponde, las miradas se van prolongando, pero sin fijarse demasiado. Así se señala y se comunica una mezcla de interés, despreocupación e indiferencia simultáneamente, que es lo que hace este juego tan emocionante y conmovedor.
En muchos años de estudios continuos la psicóloga Brigitte Bösenkopf ha descubierto que, al contrario de lo que se suele pensar, son las mujeres, las que activamente eligen a la persona con la que desean coquetear.

Un romance efímero

Un simple coqueto juguetón puede desencadenar mucha pasión y convertirse rápidamente en algo mucho más serio. Todos los años muchas personas casadas y comprometidas se enamoran locamente durante el veraneo y ponen en peligro la estabilidad de su relación y su vida de familia.
Pero no son sólo los casados los que pueden acabar infelices y heridos tras un romance de verano, los solteros también suelen descubrir que este tipo de relaciones raramente nos conduce al paraíso. Cuando regresamos a la vida cotidiana y a la rutina diaria, los sentimientos románticos del verano se esfuman y nos dejan una sensación de pérdida y de vacío. Después de los intensos momentos de pasión y felicidad que hemos vivido durante el verano y que al regresar del veraneo se desvanecen como pompas de jabón, nos sentimos frustrados y decepcionados.
Para evitar esta resaca emocional es recomendable no invertir grandes sentimientos en los romances veraniegos. Lo mejor es no tomárselos demasiado en serio y ser conscientes desde el principio que sólo son pequeños respiros, entretenidos y emocionantes, de nuestra vida real. Hay que saber disfrutar de ellos, e incluso jugar un poco con el fuego, pero sin esperar nada más que la efímera diversión del momento.

El paraíso de vacaciones no es un servicio de contactos

Los que eternamente van buscando el amor y tienen la esperanza de encontrar a su pareja ideal en el paraíso de vacaciones, en la mayoría de los casos, por desgracia, serán amargamente decepcionados. Hay que tener en cuenta que el amor, por agradable que sea, casi nunca es un simple paseo por las nubes con gafas de color de rosa – ante todo es un proceso arduo que demanda esfuerzo y tesón.
Cuando nos enamoramos pasamos mucho tiempo soñando e idealizando a nuestra pareja y la situación en general nos resulta maravillosa. En el fondo sabemos que gran parte de estas sensaciones no son realistas, pero decidimos ignorar este hecho, para no quebrar estos momentos tan románticos y felices que nos llenan de deseo y pasión. Si estos sentimientos románticos son la única base que nos une a la persona querida y no existe nada más para fomentar la relación, no es conveniente hacer grandes planes para el futuro, ya que cuando acabe esta fase y nos quitemos las gafas de color de rosa, podríamos descubrir dolorosamente que nos hemos equivocado.
La psicoterapeuta Rosemarie Welter-Endelin llegó a la conclusión que las visiones que tenemos de nuestra pareja cuando estamos enamorados pueden ser muy inspiradoras, e incluso son capaces de sacar a relucir ciertos aspectos y características que la persona querida hasta ese momento desconocía de sí misma. Pero, al mismo tiempo, esas visiones también pueden reducir a dicha persona a un retrato robot, ya que siempre son incompletas y pocas veces están basadas en la realidad.
Los ideales e imágenes que fijan nuestras expectativas y definen la búsqueda de potenciales parejas para los romances de verano suelen basarse casi siempre en ciertos estereotipos. Aunque no seamos conscientes de ello seleccionamos y nos sentimos atraídos por personas físicamente atractivas y de carácter animado y divertido, sus demás cualidades no parecen ser demasiado importantes en este contexto.

No es todo lo que brilla es oro

Las personas que sufren tensión y sienten cierta presión a la hora de buscar pareja, tal vez porque temen el fracaso o necesitan perseguir sus objetivos fijados, no deberían elegir a alguien cuyo mayor afán es ser el centro de atención. Este tipo de personas – hombre o mujer – sólo buscan confirmar su propio atractivo, desean demostrar su capacidad de conquista y su única meta son las rápidas aventuras sexuales.
En la mayoría de los casos no les interesa conocer a su pareja, ya que no buscan una relación duradera, sino sólo diversión y quizás una noche de pasión. Si se limita a perseguir sólo a los ricos, guapos y glamurosos, se llevará muchas desilusiones y además desaprovechará la posibilidad de conocer a personas que a segunda vista pueden ser igual de atractivas y probablemente mucho más compatibles con usted. A veces el amor nos sorprende y lo encontramos donde menos lo esperábamos, alguien que a primera vista no parecía gran cosa, puede llegar a encantarnos.
Las personas en las que solemos fijarnos y que casi siempre nos llaman la atención en los lugares de veraneo son el barman, los camareros, los animadores y los nativos, sobre todo si veraneamos en algún país exótico. Pero precisamente esas son las personas que menos deberíamos perseguir en nuestra búsqueda de un romance de verano, pues ellos están acostumbrados al ir y venir de los turistas y no van enamorarse fácilmente.
Tendrá mejores posibilidades de encontrar una relación algo más duradera, si elige a una persona de su propio país. Entonces la probabilidad de volverse a ver después de las vacaciones es algo mayor y existe la perspectiva de enamorarse seriamente después de vivir un emocionante romance de verano.

La atracción erótica por sí sola no es suficiente

Los estudios científicos sobre el enamoramiento y las emociones románticas concluyen en su mayoría que las parejas con un estilo de vida similar, son las que tienen las mejores perspectivas de consolidar su relación y de establecer una vida conjunta: el caballero protector para la chica juvenil, el sibarita erótico para la belleza sensual, el pragmático para la mujer ingeniosa y el altruista para la generosa ama de casa. Según estos estudios la mayoría de las veces en este contexto los extremos no se atraen. Tanto las parejas de jóvenes como las de mayores suelen ser homogéneas en sus gustos y atractivo.
Una vieja perogrullada dice que es mejor dejar las cosas cuando se ha alcanzado el mejor momento. En ese adagio hay cierta verdad, pues de lo contrario puede pasarle lo que a muchas parejas, que siguen juntas a pesar de ya no estar enamoradas y en muchos casos se amargan la vida. Casi todos estamos convencidos de poder cambiar a la pareja con el tiempo y buscamos excusas para no tener que separarnos. Recordamos con nostalgia lo bien que lo pasamos juntos durante el veraneo y tenemos la esperanza de poder volver a repetir esa fase tan armoniosa y feliz.
Antes o después hay que reconocer que la atracción erótica es sólo una parte de una relación satisfactoria, y ese aspecto puede evaporarse rápidamente si no existe ningún otro punto en común. Por lo tanto, es conveniente considerar de antemano las propias expectativas en cuanto a una convivencia con la pareja.

Lo que más vales es el amor verdadero y la comprensión

Si tanto usted como su pareja se han enamorado profundamente y están dispuestos a prolongar el romance de verano y establecer una relación fija y duradera en su vida cotidiana, deberán abrirse emocionalmente para poder conocerse mejor. Tendrán que aceptar mutuamente el estilo de vida del otro y adaptarse a sus necesidades. Esos son requisitos esenciales para desarrollar una relación feliz, afectuosa y satisfactoria.
Sea consciente de que los sentimientos románticos del veraneo, por intensos que fueran, no serán duraderos. No reproche a su pareja si su comportamiento en el día a día no se parece en nada a su manera de ser en el paraíso de vacaciones – esa fase es muy efímera y se esfuma rápidamente al regresar a la vida real. Para consolidar su relación, si es que lo desea, tiene que concentrarse en el futuro y encontrar puntos comunes con su pareja. El romance de verano no será base suficiente para unirles de manera duradera y a largo plazo.
Los casos más problemáticos se dan cuando uno de los dos desea prolongar la relación tras un veraneo romántico y el otro no está interesado, quizás porque en su vida real tenga pareja o esté casado y tenga familia. No se haga ilusiones y sobre todo no cometa el error de perseguirle y acosarle, o de ignorar que es completamente inalcanzable una vez acabadas las vacaciones.
Aunque sea un momento muy doloroso hay que superarlo y olvidarlo a toda costa. ¡Hay que ser capaz de soltar a su pareja! Sólo si lo consigue, podrá seguir adelante con su vida y encontrar un nuevo amor, que quizás le espere a la vuelta de la esquina o en las próximas vacaciones. Lo que nadie podrá nunca quitarle son los maravillosos recuerdos a un veraneo de ensueño.

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