¡Basta ya!

El amor eterno suele existir sólo en los cuentos de hadas. En el mundo real la mayoría de las relaciones amorosas parecen tener casi siempre fecha de caducidad. Aquí puede leer cómo mejor sobrellevar una separación.

Durante nueve años Jaime y Pilar fueron una pareja ejemplar, pero desafortunadamente con el tiempo su amor fue deteriorándose. Después de unos años muy armoniosos y felices empezaron a tener problemas. No eran capaces de ponerse de acuerdo en las decisiones del día a día, sus puntos de vista no coincidían a la hora de planear las vacaciones, de elegir vivienda y, ni siquiera, tenían las mismas ideas en cuanto a un tema tan importante como el de tener hijos.
Se dieron cuenta que después de nueve años juntos, ya no compartían una vida común, sino que cada uno iba a lo suyo y seguía sus propios intereses sin incluir a la pareja. Los conflictos se habían ido acumulando, pero ninguno de los dos había intentado aclarar la situación. Así desarrollaron severos problemas de comunicación que condujeron a discusiones destructivas y finalmente a la ruptura de su relación.
La situación de Jaime y Pilar no tiene nada de especial, por desgracia, muchas parejas comparten esa misma experiencia. Las relaciones amorosas siempre suelen comenzar con grandes sentimientos y expectativas. Al principio creemos haber encontrado a la pareja ideal y al compañero para toda la vida. Estamos seguros de que nuestro amor durará para siempre, que compartiremos todos los aspectos y fases de la vida y que nunca dejaremos de apoyarnos mutuamente. Pero con el tiempo la situación va cambiando y comenzamos a ver más y más los defectos de nuestra pareja y paulatinamente nos distanciamos emocionalmente. La mayoría de las veces esto no es otra cosa sino el comienzo de una ruptura. Muy pronto llegará el momento en que los dos miembros de la pareja empezarán a tener vidas independientes, con intereses distintos, que acabarán separándolos de manera permanente.
El mundo moderno con su exceso de trabajo y falta de tiempo personal, es un factor muy importante en este desarrollo destructivo. La lucha diaria por el puesto de trabajo, la falta de perspectivas, las pequeñas derrotas, todo ello repercute negativamente sobre la relación. Al mismo tiempo los medios de comunicación nos presentan constantemente ideales románticos, inalcanzables para las parejas reales, pero que nos hacen poner en duda nuestra propia relación. La convivencia diaria y la rutina monótona de la vida cotidiana hacen desvanecer la idealización que se tiene de la pareja y comienzan a surgir todo tipo de conflictos, que sin duda antes o después conducen al desencanto y a la pérdida del amor.

¿Qué es lo que verdaderamente quiere?

Las razones que conducen a una separación son múltiples. Por lo tanto, antes de tomar una decisión definitiva, es conveniente analizar la propia situación y considerar punto por punto las razones y los factores determinantes. ¿Está verdaderamente dispuesto a separarse de su pareja? El final de una relación siempre significa un gran cambio en la vida de las personas afectadas. Por lo general existe un distanciamiento emocional progresivo que culmina con el hecho de la separación, pero aún así hay que preguntarse sinceramente si se pueden abandonar las costumbres establecidas y si es posible renunciar a los viejos hábitos. Una separación es una transición abrupta que conlleva grandes pérdidas, por lo cual tiene que ser consciente, que dando ese paso, deja atrás una fase muy importante de su vida adulta y que sin duda habrá muchos aspectos que echará en falta en el futuro, pero que, sin embargo, no tendrá más remedio que abandonar.
Pregúntese por qué sigue todavía con su pareja, a pesar de todos los problemas que han tenido durante la relación. ¿Podría ser que quizás tenga miedo de estar sólo? El paso del tiempo crea una dependencia emocional entre las dos personas que forman una pareja, de la que probablemente ni siquiera era consciente hasta el momento de considerar una separación. Es bien sabido que todas las parejas, aunque tengan una relación muy sólida, son susceptibles de pasar por fases de crisis y episodios problemáticos. El saber afrontarlos y superarlos es parte del desarrollo de una relación y es además lo que crea una unión duradera, más allá del enamoramiento principal. ¿Tiene quizás miedo a herir a la persona que ha amado durante tantos años? ¿O teme tener que soportar una separación dolorosa y traumática? ¿Quizás su situación financiera depende de su pareja? ¿Probablemente todavía siente amor hacia su pareja aunque la convivencia le resulte muy difícil?
Intente contestar todas estas preguntas antes de dar el próximo paso, pues cuando se haya decidido ya no podrá retroceder y tendrá que vivir con las consecuencias. Antes de todo piense que se trata de su vida y de su felicidad personal, y por eso debe ser extremadamente honesto consigo mismo al analizar la situación. No pierda el tiempo acusando o culpando a su pareja, sino decida si desde su punto de vista merece la pena seguir adelante y luchar por su relación o de lo contrario abandonar a la pareja y comenzar una nueva fase.

¿Qué le parecería una separación provisional?

Como alternativa a una separación definitiva algunas parejas se deciden por una separación provisional. Eso les da la oportunidad de obtener una perspectiva más distanciada y racional. Así tienen ocasión de evaluar las razones por las cuales han considerado separarse y pueden además comprobar durante esta fase cómo se sentirían, si vivieran de nuevo solos y sin compromiso.
Algunas parejas descubrirán que muchos de los aspectos problemáticos de su relación son menos importantes de lo que pensaban, y que con algo de esfuerzo podrían vencer los obstáculos que presenta la vida de pareja. Algunos se darán cuenta que a veces las pérdidas que causa una separación definitiva son infinitamente peores y mucho más dolorosas que los conflictos que presenta la relación y que, por lo tanto, merecería la pena superarlos. En estos casos es muy probable que las parejas se vuelvan a acercar el uno al otro y se decidan por un nuevo comienzo.
En general una separación temporal puede ser muy productiva, ya que para bien o para mal las parejas descubren lo que verdaderamente quieren y al cabo de esta fase pueden dar los pasos adecuados. Algunos serán más felices solos que con la pareja y eso acelerará el proceso de separación, otros quizás se enamoren de otra persona durante el periodo de separación provisional, lo que sin duda también resultará en una separación definitiva.

¿Cuál es su tipo de relación?

Las personas tienen muy diferentes puntos de vista y maneras de actuar una vez que se han dado cuenta que su relación va por mal camino y está a punto de quebrarse. Según el carácter y temperamento de cada uno hay una variabilidad importante, ya que las reacciones dependen por un lado de la personalidad, de las circunstancias y también de nuestra forma individual de afrontar este tipo de problemas. Mientras que algunas personas actúan con gran determinación, otras se quedan estancadas entre la vacilación y la resignación.
En algunos casos la separación se discute durante años, y en otros llega repentinamente. Las parejas que se deciden por una ruptura rápida y un periodo relativamente corto de separación, son las que se concentran sobre todo en el futuro y consideran esta medida como un paso hacia un nuevo comienzo lleno de posibilidades. Las separaciones de las parejas de este tipo de relación suelen ser las menos problemáticas, ya que las dos partes tienen buenas perspectivas de encontrar un acuerdo amistoso y son, por lo tanto, capaces de rehacer sus vidas a corto plazo.
En otros casos la separación se prolonga y la pareja comienza una larga y dolorosa fase de ruptura paulatina, haciendo quizás al mismo tiempo un balance sobre la propia vida y tal vez concentrándose demasiado en los aspectos negativos. Puede haber también parejas que a pesar de los problemas que tienen, todavía desean y tienen la esperanza de que la situación mejore por sí sola. Pero al no ser capaces de afrontar juntos los problemas que les dividen y de resolver activamente la situación, se estancan en un callejón sin salida. En estos casos la ayuda y el apoyo de los amigos o el hecho de enamorarse de nuevo puede dar un impulso fundamental para resolver esta situación.
Existen también numerosas parejas que llevan muchos años juntas y que han aceptado la falta de pasión y de amor romántico en su relación. Son conscientes de que no viven una situación ideal y, por lo tanto, recuerdan frecuentemente y con ilusión el principio de su vida amorosa, pero a pesar de que echan en falta esas emociones intensas, no considerarían jamás una separación. Este tipo de relación es lo que se suele llamar “matrimonio de conveniencia”. Estas parejas están estancadas emocionalmente, pero no desean cambiar su situación.

¿Cómo negociar la separación?

Cuando finalmente una pareja se ha decidido por la separación definitiva es muy importante que los dos actúen con delicadeza y diplomacia. Durante los años o meses que haya durado la fase problemática de la relación, ya habrá habido suficientes riñas y disputas, por eso a la hora de tramitar la separación es esencial comportarse se manera racional, mantener la calma y no perder los nervios. Así evitarán empeorar una situación que ya de por sí es muy complicada y difícil.
Aunque tras la ruptura ya no haya amor entre las dos personas afectadas, es muy importante que recuerden que hubo un tiempo en el que fueron felices y que no deberían destruir ahora esos bonitos recuerdos a causa de los sentimientos negativos de la situación actual. Intenten respetarse mutuamente y llevar a cabo las negociaciones de manera sensata y objetiva.
Traten de evitar a toda costa las acusaciones, los insultos y todo tipo de comentarios hirientes. Cuando una negociación se convierte en disputa, se pierde la base común y se pueden causar graves daños. Prepárese muy bien antes de acudir a estas reuniones, haga un borrador de lo que quiere decir y procure no se desviarse. El trato respetuoso aliviará la situación y así serán capaces de encontrar soluciones amistosas.
Si no cree que le será posible mantener sus emociones bajo control en estas ocasiones, será mejor que no acuda personalmente o que negocie la separación por escrito. Por correo electrónico es más fácil explicar sus puntos de vista reposadamente, sin alterarse y sobre todo sin tener que enfrentarse a los posibles comentarios y ataques verbales de su pareja.

¿Cómo llegar a un acuerdo?

Únicamente si las dos partes son capaces de mantener la calma y se dejan guiar por la razón, la buena voluntad y la educación, podrán resolver los asuntos prácticos que son siempre una parte esencial de cualquier separación. Tenga en cuenta que hasta que no haya negociado satisfactoriamente estos temas, no se sentirá verdaderamente libre, ni podrá iniciar un nuevo capítulo en su vida. ¿Quién se queda con la casa o el apartamento? ¿Cómo hay que tramitar la separación de bienes? ¿Hay que hacer pagos de manutención para los hijos – y en caso afirmativo, cuánto supone? Sólo el que sepa de antemano lo que le corresponde, podrá negociar con efectividad. Para mayor seguridad, déjese asesorar por un abogado. En cualquier caso, lo que más agiliza y simplifica el proceso de negociación es buscar soluciones amistosas.
El que en esta situación necesite ayuda, pero no desee consultar a un abogado, puede decidirse por un profesional de la mediación en ruptura de parejas. En su mayoría suele tratarse de psicólogos, que actúan cómo “árbitros” y tienen como objetivo fundamental el ayudar a las parejas en situación de ruptura a conseguir acuerdos para que su separación se realice de la forma menos conflictiva posible. Este proceso de mediación profesional presenta una alternativa extrajudicial, que permite a la pareja negociar y resolver los desacuerdos relacionados con su ruptura, reduciendo al mismo tiempo el coste emocional y económico que las separaciones suelen llevar consigo.
Habrá excepciones, pero una cosa debe quedar clara: por lo general no hay separación sin dolor. El que se sienta incapaz de soportar y superar las secuelas emocionales de una ruptura, debería siempre buscar ayuda profesional. Salir adelante y rehacer su vida después de una experiencia tan dura y penosa, es sin duda una tarea muy difícil, pero a fin de cuentas hay que reconocer que más vale un horrible final que un horror sin fin.

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